Estamos viviendo una revolución tecnológica sin precedentes, con un gran potencial transformador. De esta forma nos enfrentamos al cambio tecnológico, al cambio climático y al cambio demográfico. En plena revolución digital, la productividad parece haberse detenido. Donde vemos amenazados los salarios a raíz de la abundancia tecnológica. De esta forma observamos cómo se extiende la desigualdad y el populismo; y el escenario geopolítico parece más propio de principios del siglo XX que de este siglo XXI.
En innovación los cambios se incuban lentamente, a veces durante años, pero se producen muy rápidamente. Es lo que se denomina “curva en S”. Periodos de estabilidad crean las condiciones para una reacción en cadena, y un salto a un nuevo paradigma tecnológico, que sienta las bases de un nuevo modelo económico o social. Nuestra generación está saltando desde una vieja curva en S a otra nueva, que desconocemos. Puede ser una nueva curva de abundancia, o de desigualdad. De prosperidad o de conflicto. Por ello, debemos ser capaces de liderar el cambio para convertir toda esta fuerza positiva de progreso (el conocimiento y tecnología en nuestras manos) en un nuevo escenario de bienestar compartido.
Los viejos modelos quedaron obsoletos. De esta forma, muchas empresas siguen inyectando sistemáticamente tecnología para transformar nuestros procesos productivos, pero no ganamos productividad. Como decía Peter Drucker, gran filósofo del management, “no hay nada tan inútil como hacer con eficiencia algo que no debería hacerse”
Innovación y Liderazgo estrechamente relacionados
Innovar requiere de un grupo de personas trabajando colaborativamente, un espacio donde la confianza y fluidez en la comunicación permitan crear valor y soluciones capaces de mejorar nuestro día a día.
Cuanta más alta es la posición del líder, más importante es que cree entornos o culturas innovadoras. Para un líder debe ser más relevante ser creador de entornos o culturas innovadoras que ser innovador él mismo. Aunque pueda parecer lo mismo, no lo es.
Linda A. Hill es catedrática Wallace Brett Donham en Harvard Business School y coautora del libro: Collective Genius: The Art and Practice of Leading Innovation” (2014), habla del «genio colectivo», plantea el concepto de liderazgo como una actividad individual y «heroica» y describe escenarios en los que se innova de manera colectiva. En este contexto, ¿Cuál sería la función del líder?
El secreto para liderar en innovación es la capacidad de crear un entorno en el que la gente “quiera” y “pueda” dedicarse a la ardua tarea de innovar.
El rol del líder significa crear un espacio donde la gente “quiera” dedicarse a la difícil tarea de innovar, con todo el estrés y contradicciones que eso conlleva. Crear un entorno en el que “pueda” realizar ese trabajo, que, a su vez, implica preparar la organización para tres cosas: la colaboración, el aprendizaje a través del descubrimiento y un proceso de toma de decisiones integrador. El conjunto de estos tres elementos forma lo que se denomina “genio colectivo”.
Los líderes más efectivos trabajan sus principales aptitudes entorno a cada una de estas tres áreas: “abrasión creativa” para la colaboración, “agilidad creativa” para el aprendizaje a través del descubrimiento y “resolución creativa” para procesos de toma de decisiones integradores.
Aptitudes del genio colectivo
La abrasión creativa se da cuando un líder desarrolla con éxito un mercado de ideas diversas, fruto del diálogo y el debate. En lugar de buscar que un único planteamiento visionario nos ilumine, los líderes innovadores saben que es más probable que las soluciones surjan de las “chispas” que saltan cuando los miembros del grupo se enfrentan. Se utiliza la palabra “abrasión” porque está en su naturaleza generar un poco de conflicto y desacuerdo –y es por lo que funciona mejor cuando se pone en práctica dentro de una comunidad diversa, a cuyos miembros los une un propósito común.
La agilidad creativa consiste en desarrollar y probar diferentes opciones mediante experimentos rápidos, en los que se aprende de los resultados (positivos o negativos) y se realizan los ajustes necesarios.
La tercera aptitud, la resolución creativa, es mucho más compleja, ya que tiene que ver con los procesos de toma de decisiones. A menudo, las soluciones más innovadoras son una combinación de ideas, incluyendo ideas opuestas que se excluían. Aunque un líder consiga tener las dos primeras aptitudes, si no es capaz de tomar decisiones integradoras, no llegará nunca a encontrar soluciones innovadoras
Derribando fronteras entre organizaciones y sectores
Es probable que muchas de las empresas, y sistemas sociopolíticos, no estén a tiempo ya abordar una verdadera transformación digital, sino que deben renacer digitalmente, con otros procesos, modelos de gestión, sistemas, culturas, y liderazgos. A lo mejor hay que reinventar desde cero estructuras y estrategias, dando por imposible transformar las viejas, so pena de hacer más rápido y eficiente lo obsoleto. Habrá que tomar un papel en blanco y dibujar de nuevo la totalidad del sistema, con los nuevos instrumentos tecnológicos en inventario, para hacerlo realmente útil y justo.
Al final, es imposible planificar la innovación o pedirle a la gente que innove. Pero la buena noticia es que, con organización, sí se “puede”. El liderazgo en un contexto de innovación consiste en construir una organización donde el toque de genio de cada individuo se combine para crear un único genio colectivo, a través de la colaboración, el aprendizaje basado en el descubrimiento y los procesos integrados de toma de decisiones.
Estos líderes “futuristas” se esfuerzan en construir “ecosistemas” que derriben las fronteras tradicionales entre organizaciones y sectores.
En el caso de las organizaciones, no conseguirán un grado de innovación importante hasta que se replanteen lo que para ellos significa liderar en innovación.
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