El crecimiento exponencial de la población mundial y, como consecuencia directa, el aumento de la actividad económica y de la demanda global de energía contribuyen al agotamiento de los recursos naturales, al incremento del precio de las materias primas y su mayor volatilidad y al calentamiento global, debido al aumento de las emisiones de CO2.
Por otra parte, en el continente Americano muchos consumidores no toman conciencia del impacto que esto tiene en el planeta. En Europa; un estudio realizado por la consultoría Nielsen de España (2015), el factor medioambiental resultaba determinante para el 35% de los consumidores e, incluso, un 40% de ellos afirmaba que estaría dispuesto a pagar más por productos de marcas comprometidas socialmente, dato que creció a 45% en 2017.
De esta forma emerge con fuerza la llamada “eco-innovación”, como elemento diferenciador y como estrategia empresarial indispensable para garantizar la competitividad y viabilidad de las empresas a medio y largo plazo. La eco-innovación se define como la introducción o modificación de un producto o servicio, componente, proceso productivo o modelo de negocio con el fin de reducir el impacto medioambiental derivado de la actividad económica. Además, puesto que se trata de una actividad transversal puede estar presente en cualquier sector de la economía.
Más allá de los beneficios ambientales y sociales, la eco-innovación brinda nuevas oportunidades de negocio a las empresas y aporta múltiples beneficios a su actividad:
- Acceso a nuevos mercados, clientes y categorías de productos y servicios.
- Modelos de negocio más competitivos y adaptados a los retos globales, así como mayor diferenciación y ventaja competitiva.
- Aumento de la productividad gracias a la utilización más eficiente de los recursos.
- Ahorro de costos en materiales y energía en la fase de producción.
Según la encuesta From the Stockholder to the Stakeholder, de la Universidad de Oxford y Arabesque Partners, entre 2012 y 2014, el mercado global de las inversiones sostenibles registró un crecimiento del 60%, concentrándose mayoritariamente en Canadá, Estados Unidos y Europa.
De esta manera aparecen buenos ejemplos en el mundo en la aplicación de la eco-innovación, tales como:
Method. Un caso de eco-innovación basada en el producto y sus componentes, creada en 2001 en Estados Unidos y dedicada a la producción emisiones de CO2 más reducidas para facilitar al cliente su elección. Los resultados de estas medidas se hicieron notar en la fidelización del cliente y en las ventas: la fidelidad de marca aumentó un 27% entre 2007 y 2009, y las ventas de los menús de bajo impacto se han incrementado un 28% desde la introducción del nuevo etiquetaje.
Solis. Como ejemplo de eco-innovación en el proceso de producción podemos citar la iniciativa “Solís responsable”, de Nestlé. Iniciada a finales de 2014, es una marca especializada en tomate y apuesta por lo que llaman un “sistema de producción integrado”, que consiste en la producción local de las materias primas, su recogida en el punto óptimo de maduración y procesado inmediato y la reducción en el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. La iniciativa logró que Solís recuperara terreno respecto a las marcas blancas y que el valor de sus ventas crecieron un 2,8%.
Hacia una “Economía Circular”
Se sugiere replantear en las empresas los patrones de producción y consumo y que impacta de forma muy positiva tanto en la actividad económica como en la sociedad y el medio ambiente. Hablamos de la “economía circular”, un modelo económico que surge de la verdadera concientización que los recursos naturales son finitos y la necesidad de preservarlos y desvincular el crecimiento económico de su explotación.
De esta manera, la economía circular abarca diferentes ejes estratégicos, que van desde la propia limitación del consumo de recursos naturales, pasando por la limitación de la generación de residuos y su aprovechamiento, hasta la maximización del uso de los bienes existentes.
Para entender a qué debe su nombre la economía circular, se basa en convertir el ciclo económico en un ciclo cerrado en el que se aprovechen al máximo el producto y sus componentes y materiales, minimizando o suprimiendo la explotación de los recursos naturales y la generación de residuos. Esto se logra a través de varias actividades:
- Reutilizar: darles una segunda vida a los productos en el mercado de segunda mano y fomentar el uso compartido de los bienes ociosos.
- Reparar: incentivar la reparación de los productos en mal estado en vez de su sustitución por productos nuevos.
- Remanufacturar: reintroducir los productos en el ciclo productivo para actualizar sus componentes obsoletos o sustituir los disfuncionales y, así, volverlos a comercializar.
- Reciclar: una vez agotadas o descartadas todas las posibilidades anteriormente mencionadas, descomponer el producto y reciclar sus materiales.
Esto implica el diseño de productos desde el principio tomando en consideración los impactos que tendrán en el medio ambiente a lo largo de todo su ciclo de vida, para posibilitar y facilitar su posterior reparación, remanufacturación o reciclaje.
¿Qué ejemplos existen de ello?
Fairphone. Esta empresa fabrica el primer smartphone modular y ético del mercado. Es “modular” porque todos sus componentes pueden ser fácilmente sustituidos por el propio consumidor con el simple uso de un destornillador, ya sea por avería o para actualizarlos; y es “ético” porque sus materiales provienen de explotaciones libres de conflictos armados y de explotación laboral, por lo que, además del criterio medioambiental, el producto incorpora el criterio social.
H&M. Una empresa que muchos conocemos con sucursales en Europa y EUA, con avances muy importantes en el campo de la economía circular y que representa un ejemplo especialmente relevante por su peso e influencia en el mercado es H&M. El fabricante de ropa incentiva a los consumidores a llevar la ropa que ya no usan a sus puntos de venta a cambio de un cupón de descuento para sus establecimientos. La ropa recogida por H&M se comercializa en mercados de segunda mano si se encuentra en buen estado o si tan solo precisa pequeñas reparaciones; o se descompone en fibras textiles que son utilizadas para fabricar nueva ropa, en el caso de que esté demasiado deteriorada.
Ecoalf. Pero si se trata de ejemplificar el poder disruptivo de la economía circular y su potencial para cambiar el paradigma económico, como decíamos antes, el modelo de la empresa Ecoalf resulta muy inspirador respecto a cómo integrar en el núcleo de la actividad de la empresa el concepto circular. Ecoalf es una firma española que diseña y fabrica artículos de moda con materiales reciclados: botellas de plástico, redes de pesca, neumáticos usados, café post-consumo, lana, etc. Por su impacto positivo en la sociedad, la economía local y el medio ambiente, es especialmente interesante su proyecto para limpiar los mares de residuos plásticos: a través de acuerdos con organizaciones locales y con flotas de barcos de la zona, se recogen de los mares redes de pesca y botellas de plástico que la empresa luego procesa y transforma en prendas de ropa, maletas y mochilas.
En este sentido, podemos relacionar el fenómeno de la economía colaborativa con uno de los ejes de actividad de la economía circular: maximizar el uso de los bienes producidos cuando se encuentran ociosos.
En conclusión, la adopción de la economía circular posibilita que la sostenibilidad en las empresas deje de ser un tema de los departamentos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) para pasar a convertirse en el core de su actividad, transformando los modelos de negocio existentes y revolucionando la forma en que diseñamos, producimos y consumimos productos o servicios. Es un modelo en el cual las empresas inadaptadas dejarán de ser competitivas y estarán destinadas a reinventarse o a desaparecer.
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