Aprovechando el inicio de este 2018 me gustaría compartirles un interesante artículo publicado por el periódico La Vanguardia de España el 07/01/2018, que enumera de forma simple los 10 consejos que puede ayudar acelerar el proceso de innovación en su empresa.
La innovación conlleva contradicciones: consiste en generar perturbaciones y nuevas rutinas en el normal funcionamiento del día a día, que posiblemente desestabilicen las anteriores. Asumiremos riesgos de forma voluntaria. Pero, si no salimos de la rutina, ¿cómo vamos a crear la próxima ventaja competitiva? ¿Cuánto tiempo tardarán los rivales en volvernos obsoletos o matarnos a base de presionar los precios?
Para innovar, tenga en cuenta lo siguiente:
1. No desprecie la potencia de la tecnología. Existen grandes empresarios autosatisfechos de su nivel de innovación, contentos de innovar en modelo de negocio, en marketing, o en organización, que sólo orbitan alrededor de su propuesta de valor clásica. Pero, en plena era de revolución tecnológica, nada le conferirá ventajas competitivas superiores a una tecnología propia. Nada le generará barreras de entrada a la competencia similares. Nada tiene el potencial disruptivo comparable a una nueva tecnología.
2. Construya un ecosistema alrededor de su empresa. Las neuronas internas suelen estar oxidadas para el cambio, y sobreentrenadas para operar bajo los preceptos del pasado. Las ideas disruptivas y el nuevo conocimiento difícilmente estarán dentro de la organización. El status quo jamás liderará la transformación. En el exterior (centros tecnológicos, grupos de investigación, consultores expertos, startUps) hallará ideas frescas. Seleccione las fuentes de la innovación en base al individuo, no en base a las instituciones. Una Universidad de prestigio puede tener grandes profesores, aunque desinteresados en trabajar con usted, entonces logre identificar discrecionalmente a las personas con talento y voluntad cooperativa en entornos científicos y tecnológicos (¡Si hay en todas partes!). Consulte a outsiders (gente externa, de otros países, otros mercados, otros sectores) y organice equipos de innovación abierta que rastreen oportunidades.
3. Estructure sus fuentes de información. Haga el esfuerzo en obtener un flujo mínimo de ideas brutas que puedan convertirse en grandes oportunidades, provenientes tanto del interior de su organización (aunque en este caso, las ideas suelen ser incrementales), del exterior (de su ecosistema), y de sus propios mecanismos de análisis e información estratégica.
4. Actúe con mentalidad de capital riesgo: destine recursos (aunque sean modestos) a explorar oportunidades alejadas de su núcleo de negocio. Cuando detecte una de ellas, invierta tiempo en entenderla y valorarla. Las primeras fases de la innovación son de investigación: analice el contexto para reducir la incertidumbre. Los recursos económicos sólo deben liberarse, de forma dosificada, cuando esa oportunidad se va concretando. Suministre recursos financieros a medida que su oportunidad se acerca al mercado. Cuando se reduce la incertidumbre, se puede incrementar la inversión.
5. Comprometa talento. Más vale dedicar una sola persona a tiempo completo que 10 a tiempo parcial, innovando sólo cuando tienen tiempo para ello. Seleccione las personas: en las fases más alejadas del mercado necesitaremos perfiles visionarios y dosis significativas de liderazgo para traccionar los proyectos. La innovación y el liderazgo son dos caras de la misma moneda: no hay liderazgo posible si nada va a cambiar. Y no hay cambio sin liderazgo, sin energía que conceptualice, comunique y convenza de la necesidad de la innovación.
6. Proteja los proyectos, especialmente en su estado más embrionario. La innovación tiene un componente parasitario: absorbe recursos que no tendrán retornos inmediatos. Voces internas se opondrán a ella. La vieja cultura corporativa intentará aniquilarla. La innovación despierta el sistema inmunológico de la organización. Si es necesario, cuando los proyectos están alejados del core business, manténgalos separados (en contextos diferentes, labs, garages, incubadoras o similares).
7. Utilice metodologías específicas. El management convencional falla en proyectos de innovación, especialmente los más disruptivos. No podrá hacer investigación de mercados clásica porque no existen clientes que demanden explícitamente su producto, ni que lo hayan imaginado antes o lo puedan entender. Ni proyecciones financieras a cinco años porque su modelo de negocio deberá cambiar cien veces hasta encontrar lo que realmente desea el mercado. Es preciso experimentar de forma rápida y barata para hallar el perfil correcto de usuario, y la configuración óptima del producto o servicio. Por ello, son necesarias metodologías específicas como Lean Startup o Design Thinking.
8. Incentive a los equipos de innovación. Si de verdad cree en ella, no sólo debe escoger el mejor talento para innovar, sino que le debe retribuir adecuadamente. Los departamentos de Recursos Humanos deben adaptarse. ¿Qué tal un 1% de las ventas del nuevo producto como bonus al equipo, si realmente “la saca del estadio”?
9. Aproveche los sistemas de apoyo, nacionales o internacionales. Ahora se incentiva mucho el emprendimiento y programas de ayudas directas o financieras (a nivel local o exterior). Una buena planificación financiera de la innovación reduce sensiblemente su coste. Sorprendentemente, en los mejores tiempos, la suma de incentivos fiscales y ayudas públicas podía hacer que un proyecto de I+D tuviera prácticamente coste cero. Pero no se deje condicionar por ello: su estrategia debe prevalecer por encima de los programas que ofrezca el sistema.
10. Márquese disciplinadamente objetivos, métricas y conjuntos de indicadores. Analice sus resultados. Y, si no son satisfactorios, corrija el proceso hasta convertir a su empresa en una eficiente máquina innovadora.
(Artículo publicado en La Vanguardia, el 07/01/18)
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